Si algo nos han enseñado los Gallagher es el auténtico significado de la palabra “supervivencia”, aunque se hayan dejado un centenar de malas decisiones por el camino. Si todavía no te has decidido a ver la serie, te presentamos a esta familia. Ellos, por sí mismos, son razones para ver Shameless:

1. Frank es un kamikaze y tiene más vidas que un gato. Ni el alcohol, ni las drogas, ni varias ETS, ni sus deudas, ni un trasplante de riñón, ni la vida en la calle han podido con él. Ni siquiera su propia familia cuando lo lanzaron al río de Chicago. Por mucho que nos pese, Shameless no sería Shameless sin Frank.
2. Lip se ha sobrevivido a sí mismo. A sus demonios, a su alcoholismo, a su inercia natural para saltar de una relación tóxica a otra, a su carrera universitaria fallida, a la paternidad y también, por fortuna, al miedo a convertirse en la misma persona que Frank.
3. Ian y Mickey han sobrevivido a la homofobia, a un trastorno bipolar, a un club de ‘lap dance’, a una secta religiosa, a años de separación, al sexo en prisión con mayonesa por lubricante y a una boda clandestina. A estas alturas, a ver quién se atreve a decir que Gallavich no es real.
4. Debbie, la niña inocente que se convirtió en matriarca absoluta de la familia y un hueso duro de roer. Engañó a su ‘crush’ para quedarse embarazada, encontró trabajo en un taller y abrazó la bisexualidad. Pero la medalla de oro de la supervivencia se la ha ganado a pulso criando a Franny y evitando como sea que la pequeña acabe en servicios sociales. ¿Quién dijo que ser madre Gallagher era fácil? God bless her.
5. Carl, el benjamín que no daba un palo al agua, creció siendo testigo de cada desastre perpetrado por sus hermanos y su padre. Cuando quiso darse cuenta, se unía a una banda de traficantes de droga, sobrevivía a su primera relación tóxica, ingresaba en una prisión de menores y terminaba alistándose en el ejército.
6. Si una intoxicación por cocaína o ser utilizado por Frank para sacar beneficios no fuera suficiente, Liam ha sobrevivido a su propia familia justo antes de llegar a la pubertad. Se puede dar con un canto en los dientes.
7. Un adiós especial para Fiona, a la que ya despedimos hace dos temporadas. Porque los Gallagher no son los Gallagher sin su ‘alma mater’. La superviviente por excelencia, la más sufrida, la más juzgada, la más imperfecta, la más lista, la madre que nunca debió serlo. La hermana mayor, en resumen. Una deuda que Frank no conseguiría pagarle ni en once temporadas más.